martes, 28 de agosto de 2012

El espacio físico donde actuar


Edificio teatral
Podríamos afirmar que cada cultura que ha dedicado un espacio físico a la repre­sentación teatral tiene o ha tenido un edificio distinto, basándose en las posibilida­des de construcción y también en las técnicas de la representación. Presentamos aquí algunos de los más representativos.
El drama griego construyó sus primeros edificios alrededor del siglo v a.C., y muchos de ellos todavía funcionan gracias a las remodelaciones y rescate que se han realizado. En general consisten en un patio de butacas en forma semicircular que se apoyaba en la ladera de una colina. El escenario consistía en la skene (escena), donde actuaban los protagonistas del drama, y la orquesta, lugar en donde se colo­
caba el coro.
Posteriormente el teatro romano se encargó de construir propiamente un edificio, sin apoyo, destinado al teatro, aunque mantenía muchos elementos de sus an­tecesores griegos.
En Inglaterra, el teatro Isabelino (siglos xvi y xvii), donde se ubican las obras de William Shakespeare, tenía edificios teatrales con una planta octagonal. El escena­ rio era una tarima rectangular y el público se reunía en tres de sus costados. Tenía balcones hasta en tres pisos. En la actualidad se conserva en buen estado el teatro llamado The Globe y aún se representan obras en él.
Durante el Siglo de Oro Español la representación se hacía en los llamados “corrales de comedias”. Estos espacios eran muy rústicos, de forma rectangular, con el público en un solo frente. 

En Japón, el Teatro No se representa en un espacio cubierto, donde la acción se desarrolla en una pequeña tarima delimitada por cuatro columnas en la cual reposa el techo del edificio. El público se concentra en tres lados alrededor de la escena. La decoración no existe, todo se basa en los vestuarios de los personajes.
Es en Italia, durante los siglos xviii y xix, donde el escenario y las butacas se establecen en una forma muchos más convencional, y de hecho la mayor parte de los teatros tienen esta disposición, con los actores en el escenario y el público en un sólo frente. A este tipo de edificio se le denomina “teatro a la italiana”.
Durante buena parte del siglo xx, los autores y directores más audaces opta­ron por llevar al público a lugares y posiciones insospechadas, incluso dentro de propio escenario, como parte de la acción.

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