martes, 13 de noviembre de 2012

Cultivemos el personalismo.


PERSONALISMO

Los filósofos más representativos de éste movimiento aunque con diversas variantes son: Max Séller, Martín Buber, Gabriel Marcel, Pierre Teilhard de Chardin, Karol Wojtyla y otros.


El Personalismo es una filosofía que tiene más posibilidades de éxito en el futuro en orden a crear una sociedad más humana, por su comprensión de la persona, por la importancia que da a la dignidad de la persona y a la comunicación interpersonal.

La persona es el ser digno por excelencia por encima del cosmos, la materia, los animales y las plantas. La persona es digna en sentido radical.

La dignidad de la persona depende de la existencia y características esenciales de su ser, no de la posesión o capacidad de ejercitar determinadas cualidades. (Intrínseca y constitutiva)

Valor en sí misma por el simple hecho de ser personal, Por eso existe la obligación positiva de buscar su bien y la negativa de no utilizarla como instrumento para otros fines Ni siquiera Dios se sirve de ella como medio para sus intereses (valor en sí misma y no instrumentalizada)

 Es un valor no intercambiable manipulable o  sustituible por nada, por ello la actitud adecuada ante la persona es de reconocimiento respeto y promoción. (Absoluto)

En el tener nos enriquecemos luchando contra los demás, en el ser nos enriquecemos dándonos a los demás  comunicándonos solidaria y profundamente con los demás. Todavía no descubrimos que el confort de a vida material no siempre lleva consigo la liberación del hombre sino muy frecuentemente su degradación espiritual.

Nos comunicamos con los demás ante todo por el lenguaje. Pero sólo si hay respeto al otro y a su palabra, el otro se experimenta como interlocutor, como un “tú” personal. Sólo si se experimenta dignificado por el respeto toma conciencia refleja de su dignidad. Sólo si experimenta la bondad se confía a la realidad y cree que la realidad es buena. El diálogo si es auténtico personifica.

Pero la comunicación interpersonal no se agota en el diálogo verbal. Se inicia allí pero se completa en el amor. Esta palabra, sin embargo, es tan densa tan compleja y tan manipulada que necesita antes de nada una clarificación.

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