Los mitos de la Batalla de Puebla
A una semana de cumplirse 150 años de la efeméride, historiadores ponen en su justa dimensión un hecho que los discursos oficiales de ayer y hoy han distorsionado
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Como parte de los festejos de los 150 años de la Batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla, en la radio, en la televisión, en los cines y en la web circula una serie de promocionales en los que la ex Miss Universo Ximena Navarrete invita a visitar la ciudad de Puebla y a rememorar la historia de "un general y de una nación que unidos enfrentaron al ejército más poderoso del mundo". En el promocional, producido por el gobierno federal, a través de la Secretaria de Turismo, la modelo jalisciense recalca que "al vencer al ejército francés, Ignacio Zaragoza cambió la historia de México y de Norteamérica, evitando así una invasión por nuestro territorio".
Para los historiadores, este discurso tiene poco que ver con los hechos históricos. Más bien, se trata de un discurso que, como muchos otros, fortalece el mito glorioso del triunfo de México ante un ejército extranjero, que en la memoria histórica se ha arraigado como símbolo de una reivindicación cultural por todos los daños sufridos desde la Conquista.
Para el historiador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) Humberto Morales Moreno estos spots siguen "machacando el mito hagiográfico de la gloria del general Ignacio Zaragoza". "Sin menospreciar su notable talento militar, creo que se exagera el impacto de la gesta de Puebla en sí, sobre las tribulaciones en Estados Unidos. No debemos olvidar que la Guerra de Secesión Americana tuvo dos frentes políticos hacia Francia: el primero, en el contexto de la batalla del 5 de mayo, fue de neutralidad y casi nulo el apoyo hacia México; el segundo, cuando los yanquis ya habían triunfado después de 1865, apoyan totalmente a México. La resistencia republicana de Juárez fue decisiva para que cambiara la historia con Estados Unidos, pues la batalla como tal sólo ganó tiempo para reorganizar el escenario de la inevitable intervención militar francesa", comenta el investigador.
Luis Gerardo Morales, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, aclara que Estados Unidos no fue amenazado por los franceses: "Lo que pasa es que, como coincide el triunfo de los yanquis sobre los confederados texanos sureños, para ellos se convierte en un símbolo de unión con México. Derrotaron a las instituciones expansionistas europeas y en ese sentido coinciden, pero Estados Unidos no fue amenazado por los franceses".
El 5 de mayo, añade el investigador, en realidad fue la inesperada derrota de un ejército que se creía invencible, pero que les permitió posponer sus planes intervensionistas.
La batalla del 5 de mayo logró posponer la intervención de las fuerzas napoleónicas durante un año, lo cual dio tiempo al gobierno republicano de Juárez para medir sus fuerzas, preparar la inminente salida de la ciudad de México y preparar la resistencia, explica Humberto Morales Moreno. "La batalla dejó en evidencia que México no contaba todavía con un ejército de envergadura profesional pero que el ánimo patriótico estaba por primera vez conectando con un sentimiento de identidad republicana que ya no era simplemente el patriotismo criollo de la etapa postvirreinal", añade el investigador.
"Ganamos el 5 de mayo, pero días después perdimos la batalla del Cerro del Borrego (junio de 1862). Lo más importante de esa fecha es que los franceses no volvieron a tomar el Altiplano sino hasta un año después", comenta el historiador Silvestre Villegas Revueltas, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
A esta inesperada victoria también ayudó la naturaleza, comenta en entrevista el historiador austriaco Konrad Ratz: "Cuando el general Lorencez mandó avanzar a los zuavos contra el Cerro de Guadalupe, un aguacero tropical transformó el campo de batalla en lodo. Los ataques de caballería y bayoneta de los mexicanos pararon el ataque y finalmente causaron a los franceses una derrota memorable", comenta.
De fiesta regional a celebración latina
Otra de las grandes confusiones sobre el 5 de mayo es la importancia que esa fecha ha adquirido en Estados Unidos, pues mientras en México se celebra como un evento cívico, allá se ha convertido en una fiesta popular, quizá la segunda a nivel nacional, sólo después del día de San Patricio.
Por otro lado, este festejo, que a lo largo del tiempo se ha convertido en la fiesta de la hispanidad, es considerado erróneamente por los estadounidenses como la Independencia de México. "Para los americanos es la verdadera Independencia de México y el afianzamiento de la doctrina Monroe. Es reconocerle a México su capacidad autónoma de defenderse contra el imperialismo europeo y dar una lección de autodeterminación a nivel mundial, eso es lo que se festeja en la Casa Blanca todos los 5 de mayo. Pero para México, como lo dijeron Altamirano y Juárez, es su segunda independencia de Europa y el destierro definitivo del monarquismo, bajo cualquiera de sus presentaciones", aclara Morales Moreno.
Pero el festejo de esta fecha, explica Luis Gerardo Morales, paradójicamente tiene mayor antigüedad entre los californianos, quienes fueron primeros en conmemorar el 5 de mayo. "Es en EU donde se celebra de manera muy temprana el 5 de mayo. Ocurre en 1865 y luego en 1867. De ahí en adelante se va a ir celebrando por un grupo de mexicanos que viven en Los Ángeles y en San Francisco", dice.
En el caso de México, añade el historiador, el festejo del 5 de mayo comienza a arraigarse a partir del siglo XX, con el triunfo de los revolucionarios, ya que durante el Porfiriato la fecha con mayor importancia era el 2 de abril de 1867, en la que Porfirio Díaz se coronó como el héroe de la Intervención francesa.
"El 5 de mayo comienza a conmemorarse a partir de la Revolución Mexicana, cuando los revolucionarios eligen esa fecha para manifestar su antiporfirismo", dice Morales, quien añade que, hasta entonces, el único lugar que sí celebraba la fecha era la zona de la Sierra Norte de Puebla.
Por su parte, el historiador Villegas Revueltas comenta que el festejo en EU se va consolidando desde 1862, cuando los tejanos establecen que se debe honrar a los que consideran sus héroes, como Ignacio Zaragoza.
"Paulatinamente, los mexicano-americanos van a construir una serie de héroes populares, aquellos individuos que se enfrentaron a los imperialistas, aquellos que de alguna manera habían sobajado a los mexicanos. Entre ellos el general Ignacio Zaragoza que, como comandante de los ejércitos liberales del juarismo, se enfrenta a la invasión extranjera, europea, blanca, que quiere doblegar a los mexicanos. Zaragoza entra dentro de estos héroes populares, que la comunidad mexicano- americana quiere ensalzar", comenta.
Pero poco a poco, ese festejo va tomando otros rumbos, al grado de que llega a convertirse en una fiesta que incluye a todos los latinos en EU. "Entre 1940 y 1970 se dan los movimientos por los derechos civiles de los negros y de los texanos, el movimiento va tomando fuerza y lo que tenemos ahora es que los mexicano- americanos son bilingües, se pueden comunicar en los dos idiomas y festejen sus fiestas, el día de la Raza, el 16 de septiembre, el 5 de mayo, el día de la Virgen de Guadalupe.
"La idea del 5 de mayo es que el gobierno de EU, sea demócrata o republicano, corteje a la comunidad hispana. Es una fiesta de la mexicanidad, pero también de la hispanidad. Es como meter en el calendario cívico estadounidense una fecha que engloba a los hispanos", dice el historiador.
"Las conmemoraciones en general son formas de transgresión y de tergiversación del pasado en cualquier sociedad, pues su objetivo es resaltar aspectos de un acontecimiento que marca una identidad. En ese sentido, la conmemoración en EU y en México va a resaltar puntos de identidad muy válidos para cada estado. Cada uno toma de estos hechos lo que mejor acomoda a su propia propaganda", concluye Morales Moreno.